
Decía Mark Twain de ese cínico maravilloso que si votar sirviera para algo, no nos dejarían hacerlo. Efectivamente hay quienes no quisieran que votáramos y aunque muchas veces parece que no sirve para nada, yo la verdad prefiero que tengamos la oportunidad de hacerlo. Y ya que vamos a votar pues hagámoslo bien, o sea, usemos las matemáticas. Hoy vamos a hablar de matemáticas y Democracia
Matemáticas y Democracia
Las matemáticas tienen mucho que decir en la Democracia, diseñar un sistema justo de votación no es fácil, depende de muchas circunstancias y hay que tener en cuenta la combinación de muchos factores, desde la combinatoria hasta la estadística, pasando por supuesto por la teoría de juegos. Se ha trabajado mucho en cómo diseñar un buen sistema de votación.
Pero, hoy no vamos a hablar de eso, os voy a hablar de una forma matemática de manipular los resultados de las votaciones, que efectivamente se usa y como las matemáticas pueden ayudar a luchar contra ella.
Vamos a ponernos en situación. Supongamos que tenemos un distrito electoral con cinco sectores, hay dos partidos en disputa y el que gane más sectores gana el distrito completo, y se hace con el único representante del distrito en el Senado. Algo así es cómo funcionan las cosas en la República Galáctica y en los EEUU de América
Supongamos que en el distrito de 50 votantes, 30 de los cuales votan a los rojos y 20 a los azules, En principio parece que en el distrito van a ganar los rojos, más o menos en una proporción de 3 a 2 ¿no? Pues depende de cómo dividamos los sectores. Mirad, si cada sector es una columna vertical efectivamente, el resultado es dos sectores para el partido azul, tres sectores para el partido rojo y el partido rojo se lleva el representante. Lo esperable.
Sin embargo, si los sectores están formados por dos filas horizontales cada uno, entonces el rojo se lleva a los cinco sectores y azul ninguno. Es verdad que sigue ganando el partido que más votos ha tenido, pero quizás el resultado es demasiado abultado, no refleja del todo la realidad, pero fijaos ahora, Si divido los sectores de esta forma,resulta que el partido azul se lleva tres sectores y el rojo sólo dos, Aunque ha tenido 30 votos, o sea que con mucho menos votos el partido azul se lleva el único representante de todo el distrito. Lo gana todo, parece increíble ¿no? O sea, que quien diseña los sectores tienen mucho poder.
Os imagináis que uno de los dos partidos pudiera diseñar los sectores a su gusto basándose en las tendencias de voto. Pues no hace falta imaginar tanto, eso se ha hecho en la realidad y tiene un nombre: Gerrymandering. El nombre le viene de un gobernador del Estado de Massachusetts llamado Elbridge Gerry que llegó a ser vicepresidente de los EEUU de América y que en 1812 rediseñó inocentemente los sectores de Massachusetts para favorecer a su partido.
El mapa quedó rarísimo y se parecía a un monstruo tipo dragón, Salamander en inglés, así que a esa práctica se le llamo Gerry-Mander. Muy fuerte el tema.
Bueno ya hemos visto que usando un poco de mates y mucha malicia podemos modificar las votaciones a nuestro favor, ¿pero y eso es legal? más o menos. en principio no se puede hacer, claro, porque sería manipular la Democracia y eso es ilegal y todo. Ya, pero si un es sutil y quiere hacerlo de todas formas, ¿quien le demuestra que está haciendo trampas? ¿No adivina quién? Las matemáticas, efectivamente.
En el momento de grabar este vídeo, principios de 2019, hay un caso interesante en las Cortes de Justicia de EEUU por una acusación de Jerry Mandrig, en el que las pruebas son unos estudios matemáticos
Os lo cuento para que veáis como las matemáticas pueden usarse para salvar a la Democracia de sus propias trampas.
Se trata del mapa electoral de Pensilvania. El Tribunal Supremo de Pensilvania ha detectado que el mapa electoral ha sido Jerry-Manderado a favor de los republicanos y ha pedido que se use otro. Al Presidente de Trump y los republicanos no les gusta esta decisión y lo quieren llevar al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, pero tiene poca pinta de que prospera la cosa. Y como les han pillado pues varios matemáticos diferentes con al menos dos metodologías diferentes han probado que la estadística apunta sin muchas dudas, a que el mapa ha sido Jerry-Manderado a tope.
Uno es Wesley Pegden, su técnica ha consistido en tomar el mapa cuestionado y cambiarle ligeramente de muchas formas posibles, a ver si con otros mapas parecidos, la ventaja para los republicanos se mantiene o no. Y tras generar trillones de mapas, literalmente trillones de mapas, ha visto que la ventaja desaparece en el 99.999999 % de los mapas. O sea que ¡justo ese!, es el único de los mapas parecidos que da esa ventaja a los republicanos. ¿Casualidad? no lo creo y los jueces de Pensilvania tampoco.
Otro matemático es Jowei Chen de la University of Michigan. Este señor también genera mapas, pero no parecidos al mapa en discusión sino que los genera de cero, nuevos, siguiendo la restricciones legales de la ley electoral y entonces estudia cuál es el resultado electoral que arrojaría cada uno de esos mapas aleatorios y lo compara con el mapa cuestionado a ver si es un mapa clarito o es más o menos normal. Los resultados son incuestionables. El mapa usado en Pensilvania es, rarito rarito, es como si todos los mapas normales vivieran en un planeta y este vivirá en otro. No parece haber salido por casualidad. El resultado es que gracias a este juicio en las próximas elecciones los votantes de Pensilvania van a acudir a votar según un mapa electoral que no favorecerá a ninguno de los partidos mayoritarios
Y así es como las matemáticas pueden aliarse con la Democracia para preservarla y hacerla más justa.